Fueron construidos como silos para guardar alfalfa. No se sabe con certeza de qué año datan, los habitantes más viejos de Candón siempre los han conocido ya hechos, por eso podemos suponer que su antigüedad es superior a ochenta, noventa años o incluso un siglo. En la década de 1930 fueron reconvertidos en palomares y aún hoy siguen albergando a un buen número de palomos.

Todos están construidos con cemento armado y ladrillo macizo, con un grosor de pared entre ocho y diez centímetros. El interior de algunos de ellos tiene, adosados a la pared, unos arcos de medio punto sobre pilares de cemento, para sostener los cientos de celdillas de ladrillos para los palomos. Y alejándonos de los caminos también podemos toparnos con los restos del viejo molino hidráulico del mismo nombre.

Los ocho depósitos son cilíndricos y acaban en su parte superior en forma cónica. Ninguno es exactamente igual a los demás. Los mayores tienen más de seis metros de diámetro y más de ocho metros de altura, aunque hay que señalar que la base interior de cada uno de ellos está a algo más de un metro por debajo del nivel del suelo. Esto quiere decir que los mayores pueden superar los 130 metros cúbicos.

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