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El artífice de la fundación de la ciudad de Clarines (Venezuela), en la llamada Nueva Andalucía, fue Francisco de Vides, natural de Trigueros, que había sido cofundador de la ciudad de Caracas y alcalde de ella entre 1585 y 1587, así como Gobernador y Capitán General de la Nueva Andalucía en 1592 [S.XVI]. En Octubre de ese mismo año, dos pequeños barcos salieron desde Sanlúcar de Barrameda con un grupo de 200 personas, andaluzas y extremeñas, 7 de ellas originarias de Beas: los expedicionarios naturales de nuestro pueblo fueron un matrimonio compuesto por Cristóbal Rodríguez Orihuela y María García, junto con sus hijos Benito e Isabel, además de un hombre soltero llamado Cristóbal Martín Vallés.
Dos años más tarde, el 7 de Abril de 1594, el colonizador Francisco de Vides, fundó y dió nombre a “Nuestra Señora de los Clarines” en el pueblo venezolano del estado de Anzoategui, haciendo un guiño a la Señora de Beas. El objetivo del capitán, por encargo del Rey Felipe II, era la colonización y repoblación del valle del río Unare. A la ciudad que funda le puso el nombre de Nuestra Señora de los Clarines. Nada fue casualidad. Clarines se bautizó con este nombre debido a la devoción a una Virgen que también visitó el país como compañera y guía espiritual.
En Abril de 1994 un grupo de 50 personas tuvo el privilegio de estar presentes en el pueblo de Clarines del estado de Anzoategui, en Venezuela, para ser testigos del acuerdo y para sellar el hermanamiento entre los Ayuntamientos de Beas (España) y Clarines (Venezuela). Este hermanamiento se hizo coincidir con el cuarto centenario de la ciudad de Clarines. Esta expedición la encabezaba el alcalde Francisco Javier Domínguez Romero. Allí le esperaba su homólogo clarinés, Alirio Guacarán Mata. Juntos culminaron un proceso de identidad que se inició varios años atrás, cuando se supo de la existencia de esta tierra que compartía nominación con la patrona de Beas. En la campiña onubense sabemos del valor de estos lazos y conmemoramos estos días atrás con folklore popular y una exposición de documentos y objetos que recuerdan los años de travesía.
El contacto entre los pueblos ha sido constante y fructífero, muestra de ello es la Casa Museo de Venezuela, en Beas. En ella se puede ver un compendio de imágenes, textos y objetos que nos dejaron como recuerdo de aquel 7 de abril en un lugar llamado Aripata, donde se vieron por primera vez los autóctonos y donde se fundó Nuestra Señora de los Clarines, en el cerro del río Unare.
Uno de los protagonistas de este permanente contacto entre pueblos es la Asociación Rio Unare, creada y fundada en 1996, manteniendo vivos los lazos humanos e institucionales y de ser vehículo del intercambio entre sus culturas.